The association between venous thromboembolism (VTE) and travel was recognized as early as the 1950s, when John Homans, MD, best remembered in connection with Homans’ sign—pain in the calf on active or passive dorsiflexion of the foot that may signal deep venous thrombosis (DVT)—advised that “physicians should be alert to recognize the significance of lameness after airplane flights, automobile trips and other occasions of a prolonged seated position.”1This article will review the risk of developing VTE associated with travel.
The notion that prolonged travel in a sedentary position increases the risk of VTE seems easy to accept, and clinicians are accustomed to asking about recent travel when they suspect VTE. However, symptomatic VTE after air travel is rare, as demonstrated in a cohort study of 8755 employees of large international companies and organizations.2 A total of 22 symptomatic, objectively confirmed VTE events occurred within 8 weeks after 102,429 long-haul flights, defined as 4 hours or longer. This corresponded to an absolute risk of 1 VTE event per 4656 long-haul flights.
A systematic review by Philbrick and colleagues also found a low rate of symptomatic VTE after air travel, with an incidence of 0.5 pulmonary embolisms per 1 million travelers presenting on the day of arrival in the airport, and 27 VTEs (pulmonary embolism and DVT) per 1 million travelers presenting within 2 weeks of arrival.3 When ultrasounds are performed routinely in travelers, the rate of diagnosed DVT may be as high as 1.2%, but the majority of cases are asymptomatic. The risk of an asymptomatic DVT progressing to clinically significant disease is currently unknown.
While some large studies have documented a positive relationship between travel and VTE, others have not. Chandra and colleagues conducted a meta-analysis of observational studies to clarify the conflicting evidence.4 In the 14 included studies, the pooled relative risk for VTE associated with travel was 2.0 (95% CI, 1.5-2.7). However, there was significant heterogeneity, with 7 studies reporting an association between travel and VTE, and the other 7 reporting no association. The authors conducted a sub-analysis to exclude 8 case-control studies that had a certain bias in selecting the control participants. In the remaining 6 studies, the relative risk for VTE associated with travel was 2.8 (95% CI, 2.2-3.7). These results appear to resolve the conflicting data and point to an elevated risk of VTE with travel.
The Chandra meta-analysis also reported a significant travel dose-response relationship. The risk for VTE rose by 18% for each 2-hour increase in travel by any mode, and by 26% for each 2-hour increase in travel by air.4 The Philbrick systematic review also documented a dose-response relationship, with greatest risk for DVT occurring with flights longer than 8 hours.3
The data on VTE associated with car or train trips is less clear. In the Chandra meta-analysis, the risk of VTE with air travel was slightly higher than for ground travel, but the difference was not statistically significant.4 In the Philbrick systematic review, only air travel was associated with VTE, although not all studies assessed other modes of travel.3
Other than flight duration, baseline clinical factors may also influence the risk of VTE. A prospective cohort study monitored travelers with surveillance ultrasound within 24 hours after long flights (average duration, 12.4 hours).5 Eleven of the 389 high-risk travelers (previous history of DVT, known coagulation disorder, severe obesity, limited mobility, cancer, large varicose veins) were found to have DVT. In contrast, DVT was not found in any of the 355 low-risk travelers.
In conclusion, symptomatic VTE after travel is not a common event. But considering the popularity of air travel, it is important to recognize the elevated risk of VTE associated with long air flights, especially among patients with other risk factors for VTE. Patients at high risk for DVT induced by prolonged travel should be identified and counseled before they start their journeys.
Tomado de: medpagetoday.com
Interesante la relacion que guarda el tipo de transporte y la duracion del mismo ya que se incrementa a 26% el rIesgo de VTE solo por ir en AVION y solo un 18% de cualquier medio... Aqui la duda se centra en ver que tanto influyen el carro y barcos con factores de riesgo (y determinar bien cuales factores) con la incidencia de VTE
ResponderEliminarAdemas si es necesario la profilaxis en vuelos trasatlanticos q tanto seria factible,
Marco Antonio Guevara Mena
ResponderEliminarEsta comprobado que el hacer un viaje largo se asocia con el TEV y así mismo esta comprobado que dependiendo del medio de transporte aumentara el riesgo de que se presente la TEV, es interesante el darse cuenta que el mantener una sola posición durante un viaje en avión durante un tiempo prolongado, puede ser un factor desencadenante para que se presente el TEV, el cual puede dar otras complicaciones como la TEP, lo importante seria ver que tan importante es hacer un viaje en otro medio de transporte y así mismo determinar los factores de riesgo para que se presente el TEV, si seria conveniente realizar cambios de posiciones durante los vuelos en los aviones y aconsejarles e informarles sobre los factores de riesgo.
Considero que a pesar de que los resultados no muestren claramente diferencia significativa, es importante tomar en cuenta el Factor viaje en el desarrollo de la TEV, pues me parece que queda la duda si en Factor viaje actúa como causa y/o desencadenante en la TEV, razón por la que es importante el análisis de las características de las personas que sí presentan el problema, para ver si se deberían tomar medidas precautorias en la población que presente factores predisponentes antes de un largo viaje de avión.
ResponderEliminarMe parece muy importante, que todo médico siempre tenga en consideración estos factores de riesgo, como el viajar en un medio de transporte por tiempos prolongados para el desarrollo de eventos trombóticos, para así hacer un diagnóstico oportuno y se administre un tratamiento adecuado en tiempo. Creo también que como profesionales de la salud, debemos orientar a los pacientes acerca de los riesgos que conlleva el hacer un viaje que requiera de estar en una misma posición por tiempo prolongado para así evitar una complicación o algún otro problema que pueda poner en riesgo la vida del paciente (TEP), asi mismo debemos hacer hincapié en corregir factores de riesgo agregados como lo es la diabetes mellitus y ateroesclerosis, sedentarismo y sobre todo informar algún tipo de ejercicio, movimiento y otras medidas profilácticas para evitar de esta manera la formación de trombos y posteriormente su desprendimiento y embolización.
ResponderEliminarFalcón Sánchez Ana Dolores
Karla Fernández
ResponderEliminarCreo que aunque no es muy frecuente la asociación entre el desarrollo de TEV y los viajes es importante tomarlo en cuenta sobretodo al momento de hacer el diagnostico, y aunque seria bueno poder prevenir a un paciente que se dispone a hacer un viaje de larga duración acerca de la asociación que este puede tener con una TEV realmente es muy poco probable que podamos enterarnos de los viajes de todos nuestros pacientes y prevenirlos a tiempo. Aun así, podemos comentarles en alguna visita al consultorio acerca de esto, especialmente si el paciente presenta factores de riesgo y no solo eso, sino también procurar controlar o disminuir en la medida de lo posible estos factores.
Paola Valeria Cuevas Alba
ResponderEliminarEn mi opinión me parece interesante la manera en que el artículo nos maneja los diferentes contrastes y relación que existe entre los viajes y la TVP y como posible consecuencia la TEP. Considero que sería importante que a las personas con alto riesgo de TVP se les diera la información necesaria sobre el riesgo que conlleva realizar viajes largos y sobre todo tratar de buscar maneras preventivas para seguridad de las mismas personas. De igual manera saber que este riesgo va aumentando de manera significativa conforme pasan más horas y por lo tanto es una manera más que sería necesaria informar a todas aquellas personas que pretendan realizar viajes largos. Y como otra medida precautoria sería bueno ver si existen medidas como ejercicios que se puedan realizar para disminuir el riesgo de desarrollar TVP.
Como conclusión creo que el verdadero problema no es que el viaje conlleve a una TVP, sino que el problema viene de fondo en el estado de salud integral del paciente, que conlleva tener más factores de riesgo y por lo tanto podría ser que el viaje solo este exhacerbando los síntomas de otras patologías.
Cristian Contreras
ResponderEliminarS i bien no se ha podido documentar una alta frecuencia en eventos de embolismo venosoprofundo asociado a viajes de alta duración en medios de transporte tales como aviones, autobuses, trenes automóviles etc; es bien conocido por todos que el número de personas que los utilizan es muy elevado, esto nos hace pensar sobre la pertinencia de crear programas de educación al viajero dirigidos especialmente a personas con alto riesgo de presentar el problema, para que lo puedan identificar a tiempo y tomaran las medidas necesarias para evitar este tipo de situaciones sobre todo por las complicaciones que puede tener como TEP.
Gracias.
Mayra Montserrat Flores Juarez.
ResponderEliminarMe parece bastante interesante que el articulo al final da énfasis a la prevención, en lo cual estoy totalmente de acuerdo. Creo que cada vez que una persona se disponga a realizar un viaje largo y sobre todo en avión se deberían de detectar factores de riesgo de VTE de una forma rutinaria y no solo en viajes aéreos.
Pienso que no todos los casos se reportan lo cual da una disminución de los eventos y el seguimiento no es por tiempo adecuado. Aunque lo del aumento de casos en viajes aéreos. pienso que se debe al cambio de la presión atmosférica.
Al respecto de este analisis concuerdo con mis compañeros, me parece que los resultados obtenidos nos muestran que aunque no sea un factor causal tan prominente, si es para tenerlo en cuenta como antecedente importante al hacer diagnostico de una TEP, o como bien comentaban antes, estudiar quienes de estas personas están mas en riesgo de desarrollar TEV, la aplicación de profilaxis, o en caso de que la desarrollen medidas de tratamiento mas temprano en el mismo aeropuerto.
ResponderEliminarAntonio Ignacio Godínez Guzmán.
ResponderEliminarEl estudio es muy claro en cuanto a como no es tan importante el factor "viajes largos sentado" como se creía, y que realmente quien carece de otro factor de riesgo agregado, no tiene mucho de que preocuparse; sin embargo dado que nuestro país es un caldo de factores de riesgo caminantes, en lugar de caminantes con factores de riesgo, debemos tomar más precauciones con los pacientes que acostumbren hacer viajes largos, sea por cuestion laboral, o vacacional, pero mas puntuales en los que están constantemente expuestos a este riesgo e implementer alguna medida preventiva como el uso de AAS o algun otro antiagregante plaquetario para evitar una eventualidad mucho masgrave.