martes, 26 de julio de 2011

Consiguen que células tumorales del hígado recuperen la capacidad de autodestruirse

Investigadores del IDIBELL demuestran que la inhibición del receptor del factor de crecimiento epidérmico activa mecanismos de muerte programada.
La inhibición del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) frena el crecimiento de células tumorales hepáticas y las hace sensibles a la acción supresora de la citoquina TGF-beta, activando mecanismos de
muerte programada (apoptosis). Éste es el resultado de un estudio realizado por investigadores del Grupo de Claves Biológicas del Fenotipo Invasivo y Metastático del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), liderado por Isabel Fabregat.

Las conclusiones podrían dar lugar al desarrollo de nuevas terapias personalizadas contra el cáncer de hígado. El trabajo se publica en el número de agosto de la revista Journal of Hepatology.

El carcinoma hepatocelular es uno de los tumores con mayor mortalidad del mundo y el quinto más común. La aparición de este tumor está relacionada con varias alteraciones moleculares, siendo la más evidente la alteración de los mecanismos que regulan el equilibrio entre proliferación y muerte celular.

El estudio tenía como objetivo la disección de la respuesta de las células tumorales al TGF-beta cuando anulamos la vía del EGFR. El TGF-beta está implicado en la regulación de varios procesos celulares. En lo referente a los tumores, se ha demostrado que tiene una función dual contradictoria. Por un lado, en estados iniciales induce la muerte celular programada, de forma que tiene una función supresora del crecimiento del tumor, pero en estados más avanzados favorece la migración y la invasión celular y, por lo tanto, la metástasis.

Background genético

La cancelación de la vía del EGFR se realizó farmacológicamente y silenciando su expresión mediante el uso de ARN de interferencia con los mismos resultados. La inhibición del receptor EGF no sólo atenuó la proliferación celular sino que también incrementó la función supresora del TGF-beta, por lo tanto podría tratarse de una diana terapéutica para el cáncer hepático. Ahora bien, este freno en el crecimiento de las células tumorales no se produce en todos los casos. Las líneas celulares que presentan determinadas alteraciones genéticas (en el funcionamiento del TGF-beta o en el de proteínas implicadas en la vía de señalización del EGFR pero en pasos posteriores al receptor) no responden a la inhibición del EGFR y las células tumorales continúan creciendo.
La coordinadora del estudio, Isabel Fabregat, ha destacado que para realizar “una buena medicina personalizada es necesario analizar la biología molecular de las células tumorales del paciente, su fenotipo y su background genético y epigenético". "Así", añade, "podremos predecir qué pacientes son susceptibles a responder de manera efectiva al tratamiento y cuáles no”.
El estudio se realizó en líneas celulares de hepatocarcinoma y en los próximos meses se iniciará un estudio con un modelo experimental en ratones.


Journal of Hepatology (2010); doi:10.1016/j.jhep.2010.10.041
Tomado de:JANO.es · 26 Julio 2011

No hay comentarios:

Publicar un comentario